martes, 2 de noviembre de 2010

Una reflexión importante que requiere decisión

Haciendo historia, renovamos el hoy
Material de “La Escuela cambia” Ley Federal de Educación


 En la escuela tradicional el aprendizaje de­pendía de la cantidad de información que se les daba a los alumnos. La acumulación de información era prioridad. Los programas enci­clopedistas hacían que el maestro enseñara muchas cosas en el me­nor tiempo posible. El éxito dependía de la capacidad del alumno para reproducir aquello que se le había contado o había tenido que estudiar de un libro.
Todo cambia... Hoy intentamos que los alumnos sean responsables y protagonistas de su propio aprendizaje. Pero, ¿todos los maestros cambiaron? Muchos sí lo han hecho,  piensan que se tendría que lograr, que los alumnos experimenten el placer de aprender.

Hay maestros que, desde los bancos del aula, preparan a sus alumnos para una sociedad en permanente y vertiginoso cambio, inculcán­doles el sentimiento de responsabilidad por su propia formación, parte del progreso y bienestar de la sociedad.
Maestros que orientan, que organizan grupos de trabajo para que los alumnos aprendan a observar, interpretar, extrapolar, a expresar­se, a cuestionar y a razonar, a vivir con la espontaneidad que los ca­racteriza y a desarrollar todo su potencial creativo.

Otros todavía no han comprendido lo gratificante que le resulta al ser humano conocer cosas nuevas, entenderlas, poder usarlas o apli­carlas, no han experimentado la satisfacción que genera avanzar, crecer, sentir con el otro.
Para que esto ocurra se necesita una reflexión a fondo. Animarse a saber ¿Qué clase de docente soy? tal vez esté  necesitando un cambio, porque tanto los chicos co­mo los adolescentes, no son los mismos. Incentivados por los me­dios de comunicación, el entorno, sus necesidades han variado. Por eso, si sigue usando la planificación, los medios, los recursos, las actividades que alguna vez le fueron útiles, ha entrado en una etapa de inercia, de monotonía, que muchas veces se habrá cuestio­nado; porque hasta usted habrá dudado del valor de su trabajo, al ver a sus alumnos "aburridos", sin interés en lo que les dice, les ex­plica, les transmite...

La Escuela debería preocuparse por saber qué sabe el niño y cómo piensa, para que su pensamiento no se interrumpa con la escuela, sino que se desarrolle algo único que la escuela posee: el encuentro entre distintos. Niños distintos con conocimientos diferentes pueden encontrarse para trabajar.
                Francesco Tonucci



Que el profesor permanezca al frente de la clase recitando un programa (como si estuviera enseñando algo) es lastimosamente obsoleto. Uno se siente con ganas de prestarle un grabador para ahorrarle esa humillación durante los próximos veinte años siguientes.
Educación por la inteligencia de OLIVERA Lima Lauro

En la actualidad la concepción del aprendizaje y enseñanza escolar consiste en que el alumno aprenda contenidos escolares gracias a un proceso de construcción personal, Pero lo que permite hablar de construcción y no de copia es la idea de que aprender algo  equivale a elaborar una representación personal del contenido objeto del aprendizaje, El alumno deberá relacionar ese contenido con conocimientos anteriores que permitan atribuirle significado. Esta vinculación no es automática, sino un proceso activo que permitirá al alumno/a reor­ganizar su propio conocimiento y enriquecerlo.
De esta manera, en el proceso de construcción del conocimiento, el centro es el alumno/a que actúa sobre el contenido y el maestro es un participante más.
Cuando se da este proceso decimos que el aprendizaje es significa­tivo.

La sociedad reclama y necesita que el proceso de ense­ñanza aprendizaje se adapte a las características actuales de los ni­ños y de los adolescentes.
Es real  que en las escuelas ya se han producido algunos cambios.
Hay maestros y maestros:

·     Desde un punto de partida unos siguen buscando la verdad y fa­vorecen la autonomía, la creatividad, la responsabilidad, el "sa­ber ser" y el "saber hacer".

·      Otros sólo cambiaron por fuera porque no reflexionaron a fon­do.

·     y algunos todavía se resisten al cambio porque no han experi­mentado la satisfacción de avanzar, crecer, sentir con el otro.

Dentro de este proceso de innovación en lo referente al diseño, aparecen los proyectos a nivel aula, como una forma distinta de en­carar la enseñanza.
Trabajar con proyectos requiere una particular relación del docente con los alumnos, así como también la forma de encarar contenidos, el planteo de interrogantes, su resolución.
Asimismo, se pone énfasis en la evaluación procesal y no en los re­sultados.

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